Un punto puede ser una esfera, su perímetro un círculo en contacto con el espacio, este es el mundo en que se mueven las formas, algunas áureas, que componen estas obras. Obras que intentan habitar en ese espacio donde transcurre el tiempo, con la ayuda de la intuición, ese vergonzante y olvidado idioma que sirve para unir dos desconocidos, uno, ese que no sabemos dónde llevamos los pintores, y otro, el que llevan ustedes tan escondido como el nuestro, que espero no hayan perdido, por que es costumbre entre los hombres perder los sentimientos como perdemos los paraguas en verano, sin conciencia de haberlos perdido. Por esta razón, o sin razón, que tanto me da, yo me he hecho responsable,
y les hago también a ustedes, de todo aquello que no sentimos. Y es que ya solo nos queda la intuición para reconocer el camino del arte. Este arte que podrá ser muchas cosas, pero sobre todas seguirá siendo el retrato de los sentimientos.
Por eso, estos trabajos que uno a uno han ido naciendo en ese espacio donde se mueve la intuición, son un intento por resucitar a esos desconocidos que son, han sido, parte de nosotros, pero que ahora solo se hacen evidentes cuando les une el amor al arte.
Ramón Bilbao